La trágica historia de una región olvidada y la lucha contra el monstruo llamado Cerrejón
En los rincones desérticos de La Guajira, Colombia,
la tierra susurra un relato desgarrador que ha sido ignorado por demasiado
tiempo. Aquí, en esta región marcada por la aridez y la desesperanza, las
comunidades indígenas han enfrentado un doble azote: el ecocidio perpetrado por
el gigante llamado Cerrejón y el etnocidio que ha dejado a niños y niñas
perecer por hambruna y sed.
La Guajira, víctima del ecocidio:
Etnocidio y desolación humana:
El silencio de los medios tradicionales:
En esta lucha desigual, los medios de comunicación tradicionales han permanecido en un ominoso silencio. La tragedia de La Guajira no ha sido un titular lo suficientemente atractivo para captar la atención del público, dejando a las comunidades en la oscuridad, luchando contra un enemigo invisible y poderoso.
Hay varias razones para este silencio. En primer lugar, los medios tradicionales están sometidos a una fuerte presión por parte de los intereses políticos y privados. Los gobiernos y las empresas que se benefician de la explotación de los recursos naturales de La Guajira no quieren que se hable de la crisis.
En segundo lugar, los medios tradicionales están perdiendo credibilidad. Las audiencias están cada vez más desencantadas con las noticias que se transmiten, y sospechan que están sesgadas por intereses ocultos.
En tercer lugar, los medios tradicionales están cada vez más concentrados. Un pequeño número de empresas controla la mayoría de los medios de comunicación, lo que limita la pluralidad de voces y la diversidad de perspectivas
Un rayo de esperanza: la emergencia económica, social y ecológica y la ayuda del gobierno del cambio:
Recientemente, un atisbo de esperanza ha iluminado el horizonte. El gobierno del cambio ha
declarado una emergencia económica, social y ecológica reconociendo finalmente la crisis humanitaria que azota a La Guajira. La movilización de alrededor de 40 camiones de agua para surtir a las comunidades afectadas representa un hito histórico en el país. Es la primera vez que un gobierno muestra un interés real en abordar la problemática de esta región olvidada.
Un llamado a la conciencia colectiva:
La historia de La Guajira es un recordatorio crudo de las consecuencias devastadoras de la indiferencia y la explotación descontrolada. Es hora de romper el silencio, de exigir responsabilidad y de levantar la voz por aquellos que han sido silenciados por demasiado tiempo. La emergencia sanitaria es un paso adelante, pero la lucha por la justicia ambiental y humana debe continuar. La Guajira merece ser más que una nota a pie de página en la historia de
Colombia; merece ser el punto de partida para un cambio significativo en la forma en que tratamos a nuestras comunidades y a nuestro planeta.
Atentamente;
Deivid Ice.
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