Érase una vez, en el mes de diciembre del año 2022, un grupo de valientes atletas de la localidad de suba Bogotá, que tenían una gran ilusión: participar en la carrera de montaña Tibacuy 30 kilómetros, una de las más difíciles y hermosas del reino de Colombia. Los atletas de Suba y TAF eran Diana, Marlen, Susana, Roland, Deivid Ice, Mauricio Bonilla, Carlos Chalacan, Juan, Maty, Belkis, Camilo, Guillermo y Mario. Algunos de ellos eran expertos en carreras de montaña, como Mauricio Bonilla y Deivid Ice, pero otros eran novatos que querían probarse a sí mismos y disfrutar de la aventura.
El
día de la carrera, l@s atletas, se levantaron muy temprano y se subieron al
autobús de Pedro, que los llevó al lugar de la salida, en el corregimiento del
Boqueron. Allí los esperaba un clima caluroso de unos 30 grados centígrados, y
el ruido del río Sumapaz, el más largo y caudaloso de Suramérica, que
atravesaba el boquerón entre las imponentes montañas. Los atletas TAF se
bajaron del autobús y se mezclaron con los demás corredores, que venían de
todas partes del reino de Colombia, e incluso de otras tierras muy lejanas.
Entre ellos había algun@s famos@s, como Brillid Fodero y Andrés Malaver, que
habían ganado en TIBACUY tienen marcas exenciónales y con muchas carreras
internacionales, y el TEM Cardona, que había participado en los juegos olímpicos.
Los atletas de Suba y TAF se
pusieron sus camisetas y sus zapatillas, y se prepararon para la carrera.
Estaban nerviosos, pero también emocionados. Sabían que la carrera iba a ser
dura, pero también divertida. Se pusieron en la línea de salida, junto a los
demás corredores, y esperaron la señal. De pronto, se oyó un disparo, y la
carrera comenzó. Las motos y los carros abrieron paso a los corredores, que
salieron a toda velocidad como si fuera cabras trepando montañas. Los
corredores de élite marcaron un ritmo fuerte desde el principio, y se alejaron
del resto. Un poco más atrás, don Juan Bulla y Carlos Chalacan también salieron
a un ritmo fuerte, y se pusieron entre los primeros. El resto de los atletas
del equipo. Salieron a un ritmo más conservador, y se mantuvieron entre la multitud,
más adelante se prende la candela entre el equipo donde dan hasta la última
gota de sudor por demostrar sus fuerzas…
La carrera de montaña Tibacuy 30
km era una carrera que tenía de todo: subidas, bajadas, curvas, pendientes sin
fin, asfalto, placa huella, tierra, piedras, barro, agua, sol, sombra, calor,
frío… Era una carrera que exigía mucho a los corredores, tanto física como
mentalmente. Pero también era una carrera que les ofrecía mucho a los
corredores, como la belleza de los paisajes, el contacto con la naturaleza, el
apoyo de la gente, y la satisfacción de superarse a sí mismos.
Los atletas de Suba y TAF disfrutaron de todo eso, y más. Disfrutaron de las vistas de las montañas, los bosques, las cascadas y los puentes que rodeaban al río Sumapaz, mientras subían y bajaban por el boquerón. Disfrutaron del cambio de clima, que pasó de ser cálido a ser fresco, cuando llegaron a la parte alta de la montaña, alrededor del cerro Quinini, donde se sentía la magia de la montaña. Disfrutaron del descenso, que fue peligroso, pero también divertido, y que les permitió recuperar el aliento y ganar velocidad. Disfrutaron de la carretera pavimentada, que les facilitó el paso y les acercó al pueblo de Cumaca, donde se sentía el ambiente decembrino, y donde la gente los animaba y los aplaudía. Disfrutaron del apoyo del profe Marcos y su familia, que los esperaban con banderas de SUBA, hidrataciones y geles, y que les dieron un plus de energía y de ánimo para afrontar los últimos kilómetros. Y, sobre todo, disfrutaron de la llegada a la meta, que estaba en el casco urbano de Tibacuy, y que era una subida muy empinada, que parecía una pared, pero que todos los atletas del grupo de Suba lograron vencer, y cruzar la meta con una sonrisa y un grito de victoria.
Los atletas de Suba y TAF se
abrazaron y se felicitaron por haber completado la carrera de montaña Tibacuy
30 km, una carrera que los había puesto a prueba, pero que también los había
hecho crecer como atletas y como personas. Estaban orgullosos de sí mismos, y
de su equipo. Después de estirar y de hidratarse, se pusieron a bailar y a
celebrar, con la música de diciembre y la alegría que los caracterizaba. La
campeona Susana quien logro subir al podio de la carrera, tenía tanta energía
que no paraba de bailar, y contagió a los demás con su entusiasmo. Así terminó
esta historia, una historia de aventura, de superación, de amistad y de
diversión, una historia que los atletas
de Suba recordarían siempre, y que les inspiraría a seguir corriendo,
conquistando montañas y a seguir soñando. Y colorín colorado, este cuento se ha
acabado.
Atentamente;
Deivid ICE




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